


Cuando no la ves se esconde, se esconde pero no de ti, sino de ella misma, de una de todas sus caras. Y cuando su cabello cambia, nada vuelve a ser lo que parecía, pasa en su mente a ser otra, cualquiera de las que quiera, la que le acomode, la que no caiga hasta el alba y la que la acompañe en su travesía por el mundo al revés. No entiendes y no importa, lo importante es que ella guste de su desastre y tú gustes de él, su hermoso desastre.
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